Estudiando una aprende. En este tema de sistemas operativos me he dado cuenta de que hago muchas cosas a la vez. El tema apuesta por hacer cada proceso uno detrás de otro. No sé si cuando veamos multiprogramación la visión del asunto cambiará. Pero me gusta la idea: analizas lo que tienes que hacer, los recursos de que dispones y los que vas a necesitar y planificas qué proceso hacer antes. En mi vida no hago eso, voy a trancas y barrancas, todo a la vez, o nada, porque llega un momento en que me saturo. Bueno para los que no sois de informática el abrazo mortal es que un proceso necesite un recurso que esté usando en ese momento otro proceso y este a su vez necesite un recurso del proceso anterior y se quedan todos paralizados.
Antonio Fumero le da un nuevo enfoque: lo podeis leer aqui. Fanshawe en este post habla de lo mismo. Iván nos invita a seguir con esto lo podeis leer aquí . ¿Por qué el amor no basta? o ¿si me quiere por qué me deja? Esta es una discusión que se traen Susana e Iván . Lo primero que debéis hacer es leerles porque este post es una especie de respuesta al de los dos. Susana habla de que el amor no es suficiente y que a veces aunque le quieras le dejas. A mí me resulta difícil de creer. Iván defiende la postura de Robert Redford en Memorias de África, que prefiere su libertad a su amor. Tengo amigos que viven enamorados del amor, nunca tienen parejas estables porque ellos quieren sentirse siempre enamorados, en el periodo de estupidez transitoria como yo le llamo y cuando eso se acaba, ellos dejan a sus parejas. Yo no soy así, sé que eso dura un tiempo, pero luego hay otra cosa. Y esa cosa es lo que llamo amor, aunque quizás debería llamárselo a lo del principio porque es el único mome
Leyendo Salidas de emergencia he recordado mi primera experiencia sexual. Experiencia que bonito suena, cuando el sexo era experimentar, cuando no habías probado muchas cosas y todo era un reto. Ahora sólo tienes esa sensación la primera vez con alguien nuevo, luego todo parece lo mismo. Yo era terriblemente mogijata, de colegio de monjas, en mi casa jamás se hablaba del tema, y por supuesto jamás había visto una polla. Mi padre era el único hombre en casa y jamás le ví desnudo, ni por casualidad. La primera vez que realmente vi una polla fue en una revista porno, una fotonovela, me pareció realmente asqueroso, encima tuve que disimular y hacer como que me gustaba porque me la enseñó (he tenido que ir a consultarle a la niña si era la enseñó o le enseñó, porque en Madrid somos todos laistas) una amiga del colegio y yo no quería quedar como una niña pequeña, tendría 14 o 15 años. Esa experiencia fue tan mala que luego no quería ver ninguna, me repugnaba. Me costó mucho superarlo. Sigue
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