EL DICHOSO DESPERTADOR
No el mío, no, el mío lo apago y me levanto o lo cambio la hora y sigo durmiendo. El de María. Todas las mañanas, todas las tardes porque no lo apaga del todo y vuelve a sonar, el mismo soniquete, pipipi pipipi pipipi y no lo oye y no lo apaga y no se levanta. Se deben agotar las pilas cada dos días porque se tira horas sonando. Si voy y la digo algo se me cabrea. Y si no me toca aguantar el insoportable sonidito y ella tan feliz. A veces desde mi cama me despierta y me voy a su cuarto toda cabreada a apagárselo pero cuando estoy despierta como hoy me aguanto e intento no oirlo. Cierro las puertas pero es inútil. Yo que disfruto de la paz por las mañanas de no oir nada, viene el pipipi a fastidiarlas. Hasta que me mosqueo y grito: María apaga el despertador. Hoy ha funcionado Aleluya.
Comentarios
Susana es molestísimo. Como si no tuviera una ya bastante con el suyo.