Agosto

Estoy contando los días que me quedan para ir a trabajar. Antes de ayer me equivoqué y pensé que era 28 y no me salían las cuentas porque yo lo que sí sabía es que un lunes no tenía que volver. Me quedan pocos días.

Me los va a alegrar la visita de mi nieta, que espero se quede por lo menos hasta el lunes.

Empezaré el 1 de septiembre como todo quisque, con la salvedad que el 4 me voy a Nueva York hasta el 14.

Este año me he inflado a vacaciones, he tenido más que nunca, me fui a Roma en junio, luego me cogí 15 días por boda, los 22 laborables en agosto y la semana adicional en septiembre para Nueva York.

María se ha mudado de casa, ahora vive en el barrio de Gracia, como yo cuando era pequeña y estoy deseando ver como es.

Si puedo iré en el puente de octubre a verla y luego Navidad, porque no he dejado ni un moscoso libre.

A cambio he estado estudiando estructura de datos, la nueva asignatura dura que tendré el semestre que viene, no he salido de casa para nada, quiero ahorrar para comprarme un libro electrónico en Nueva York.

Este agosto me ha relajado mucho, he dormido, he leído, he hecho el vago, el que no se consuela es porque no quiere, claro.

El año pasado fui a Londres, el anterior a París y a Berlín, no siempre hay la misma suerte.

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