COMPRAR, VENDER, ALQUILAR UNA CASA


Tuve suerte, cuando salí de casa de mis padres me mudé a la casa de mi ex y no tenía que pagar más que la luz y el gas -cuando podíamos- sino nos ayudaba mi suegra.


Cuando decidí separarme me fui a vivir de alquiler a un chalet adosado, con dos plantas, 3 habit. Era un sitio ideal para los niños que siempre estaban sueltos por ahí.

Me empezaron a comer la cabeza con que me gastaba mucho en el alquiler y que comprar una casa sería más barato y me serviría para ahorrar.

No estaba segura pero me lo creí y empezamos a buscar casa, eso sí, con patio, con una habitación que se pudiera convertir en taller, un bajo, con calefacción.

Buscamos muchos y encontramos varios, el más caro tenía una parra en el patio y tenía muchas posibilidades al final la compré.

El dueño del piso me lo puso dificilísimo, su mujer peor, era como si no quisieran vender.

No vivían en el piso pero necesitaron 15 días para desalojarlo.

El gilipollas del dueño cuando le decía que no tenía donde dormir se me insinuaba, le habría dado una hostia pero buena.

En esa casa pasaron bastantes desgracias, se nos rompió una tubería, se estropeó la luz y se produjo un electrocircuito en la cocina, se ponía a llover en la cocina cada dos por tres y tuve que arreglar el tejado.

Vivía en un bajo pero los vecinos se empeñaron en poner el ascensor, así que me tocó pagarlo.

Los vecinos intentaron matarme a los perros tirándole pan con pastillas y trozos de fuet con algo dentro. Tuvimos que poner un toldo para evitarlo. Pues los de arriba tiraban cigarros encendidos al toldo.

Después de bastantes años en esa casa decidí venderla, como estaba complicado en ese momento, la alquilé.

Con los primeros inquilinos me fue mal, se lo llevaron todo y no me pagaron.

Pero los segundos eran gente de confianza, les gustó el piso y al final me lo compraron.

Respiré.

Me libré de un muermo.

Desde entonces vivo de alquiler, felicísima.


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