MONSEÑOR OSCAR ROMERO

Nunca serás santo, eso se queda para los de Opus, que tienen dinero para conseguir elevarle a los altares. Nunca serás beato, porque no fuiste eso. Fuiste de verdad un representante de Cristo en la tierra y como tal acabaste.

Te seguimos llorando, como lloramos por Jesús, te seguimos sintiendo vivo porque fuiste capaz de ser profeta, fuiste capaz de levantarte y protestar, fuiste capaz de cambiar, de dejar de dar el visto bueno a los asesinatos del pueblo. Pero eso vale la vida. Yo no soy una martir, prefiero hacerme mala, prefiero dejarlo, prefiero seguir comprando y buscando la felicidad en el consumismo y aceptar que la justicia nunca podrá reinar, lo prefiero a morir. Yo tengo miedo, tú no lo tuviste.

Por matar a un campesino 5.000 colones, por matar a un profesor 10.000 colones, por matar a un sacerdote 25.000 colones. Eso valía la vida entonces. ¿Cuánto vale ahora?

Acabo con unas palabras de él: Porque también es homicida el que tortura, el que comienza a torturar no sabe donde va a terminar. Nadie puede poner la mano sobre otro hombre. No matarás.