Hubo una vez, hace años, que abrir un correo era fuente de placer, de diversión, que te llegaban cosas divertidas, que no conocías, que te reías, tenía a varios amigos que me mandaban chistes que iba guardando, luego nunca lo volvía a mirar, pero recuerdo la carpeta en el ordenador se llamaba "Ese R9". Ahora el correo es un suplicio, terriblemente aburrido, serio, largo, si alguien manda algo divertido ya me ha llegado, ya lo he visto. Es una cruz. Ya no disfruto como antes. Y es un problema, porque yo sólo hago las cosas cuando me gustan. Cada vez dejo más tiempo el correo esperando. De pronto en medio de la maraña de cosas aburridas aparece un correo personal de hace tanto que contestar casi no tiene sentido. ¿Cuando nos volvimos serios todos? El ordenador es para jugar, ayer en el portátil estuve con las bolitas, practiqué un montón con el maldito ratón fijo que trae, así aprendí todo aquí, jugando. Si dejo de jugar, si todo es trabajo, si todo es serio y formal esto ser...