ANTIGUA AMIGA
Cómo olvidarla...
... ayer me la encontré en la sala de esperas de urgencias del hospital. Casi no la reconozco, por el sueño que tenía y la mala iluminación de la sala. Hablamos de nuestras respectivas madres y sus enfermedades que nos habían llevado allí, a encontrarnos a las cuatro de la madrugada.
Nada personal, sólo me dijo dónde trabajaba y las muchas horas que lo hacía.
A los dieciséis compartíamos de todo, incluso el novio, le gustaba mucho mi novio, yo le decía, quedátelo, por Dios, para ti, pero él no quería.
Nos fuimos alejando porque yo tuve una hija y ella no, yo tenía una familia y ella no, yo tenía trabajo y ella no, mi vida era distinta de la suya y ahora a los cuarenta ya no tenemos nada que decirnos.
Está más guapa que antes y más serena, la madurez le ha sentado muy bien, no creo que ahora pudiéramos retomar nada, tampoco lo intentamos, antes sí lo hacíamos, cuando coincidíamos por ahí nos engañábamos con eso de haber si nos vemos, haber si quedamos, para no hacerlo nunca, claro.
La recuerdo con mucho cariño, no sé si ella a mí no, no nos metimos en berenjenales.
Comentarios
De repente, los abrí (dándome cuenta de que me estaba quedando dormido) y la vi marchándose toa indignada xDDDDDDD
Ay ay...
:P
Por otro lado eso es verdad, el decir a ver si nos llamamos, a ver si quedamos algún día, es pura formalidad, porque en el fondo los dos saben que ninguno llamará y ninguno se moverá para quedar, porque al fin y al cabo, los lazos se han roto y no tiene sentido retomar nada.
Un saludo.
Los lazos rotos duelen mucho, porque muchas veces no sabes por qué, no entiendes por qué pierdes a la gente. Gracias por comentar en mi blog visitaré el tuyo.