MI ESPALDA

Llevo tres días sin moverme de casa, hoy es el cuarto, desde el domingo sólo he salido para ir al médico. Tengo lumbago. No es que me duela de gritar, pero ayer intenté ir a trabajar y no pude. Me han recetado Ibuprofeno y Miolastan. Ayer me tomé dos pastillas de Ibuprofeno, pero por la noche, cuando ya estaba en la cama me di cuenta de que no me había tomado el Miolastan ni el Ibuprofeno de por la noche, pero no me pude levantar, me quedé dormida. Me da mucha rabia, porque yo suelo hacer caso siempre al médico. Si no no voy. No me gusta automedicarme, y si pierdo mi tiempo en ir al médico es para luego hacerle caso. Hoy parece que me he levantado mejor, mañana ya iré a currar, espero.

Cambio de tercio. Estaba en la cama, oyendo la radio y me ha dado el impulso de escribir sobre las compras. He oido un anuncio del Corte Inglés. Hace dos sábados estuve en un Corte Inglés, llegué pronto al partido del Estu y para hacer tiempo me metí. Nunca me ha gustado, no sé por qué. No es sólo porque sea caro, comparé precios y en realidad ha habido veces que me he comprado ropa más cara que la que venden allí. Es por la sensación de uniformidad. Toda la ropa parece igual.

Tengo un trauma infantil relacionado con la compra de ropa. Mi padre, era una persona muy rara, nunca nos permitió comprar ropa. A él le gustaba ir al rastro y allí cuando ya se iban los vendedores, él compraba los puestos enteros. No es que fueran unos puestos grandes, sino los que pone la gente sobre una sábana en el suelo. Él veía algo que le gustaba en el puesto y se llevaba el puesto entero, por un precio irrisorio, lo reconozco. Luego llegábamos a casa y había que mirar qué te valía y qué no. Jamás pude ir conjuntada. No sabía vestir, porque me ponía cualquier cosa. Mi madre cedía excepto con los zapatos, pues tenía miedo a las enfermedades, los zapatos me los compraba en una tienda.

Eso me enseñó a soportar la frustación, cuando algo me gustaba en el rastro, fijo fijo que no me lo compraba. Pero no sé elegir. A mí me gusta toda la ropa. He tenido que aprender de mis amigas. No tengo un gusto propio, me lo han creado mis amigas.

Ahora me compro muy poca ropa. No le doy ninguna importancia. En verano dos pantalones de pintor y en invierno dos pantalones de chandal, bueno este invierno no me los he comprado. Y luego si veo alguna cosa para arriba que me guste, normalmente en los puestos de la calle de los inmigrantes me lo compro.

El otro día me dijo mi hija que le gustaba mi forma de vestir. Yo pensaba que no, que no tenía buen gusto. Cuando era adolescente esta vida me hizo sufrir mucho. Siempre he aceptado ropa heredada de la gente, no tengo ningún problema en ponérmela, estoy muy acostumbrada a usar ropa usada.

Es más cuando me compro algo y es caro, no me siento cómoda. No sé cuidarlo porque no estoy acostumbrada.

Bueno pues tengo muchísima ropa aún así. Supongo que le pasa a mucha gente, pero a mí no me gusta. Porque no me la pongo. Hay muchas cosas que no me pongo y me resisto a tirarlas. No soy tan exagerada como mi padre que tenía un traje para cada día del año pero es verdad que tengo mucha. Ahora me gusta comprarme ropa estrafalaria, siempre me avergonzé de las pintas de mi padre y ahora soy yo a la que le gusta dar el cante por la calle. Ahora me gusta la ropa de los africanos, los gorros raros, las túnicas hasta los pies. Muchas veces me da vergüenza, pero otras lo supero y me las pongo.

No sé vestirme elegante, lo reconozco. El principal problema son los zapatos. Me duelen los pies con casi todos y por eso solo uso deportivas. No tengo casi zapatos y los que tengo me los compré hace por lo menos seis años. Pero deportivas sí, tengo siempre unas en un estado más o menos bueno y las viejas, ¡como adoro las viejas!. Así es difícil ponerse elegante porque no tengo zaptos a juego.

También es verdad que no tengo buen tipo, durante muchos años seguí los consejos de mi amiga Sonia, buscar cosas largas, anchas, que me taparan la barriga. Pero últimamente me ha dado por todo lo contrario, ves a la gente de hispanoamérica que lleva ropa ajustada, aunque luzcan las lorzas. Este verano pasado me animé a usar camisetas de tirantes, ajustadas. Creo que no me quedan muy bien pero como son cómodas y fresquitas seguramente este año seguiré con ellas.

Comentarios

Andresito!!! ha dicho que…
jooo no sabia k estabas enfermita.. la proxima vez me avisas k sabes k io voy y te visito... aunke depende de la hora claro ;) ya sabes por k muxos besitos y espero tes mejor
Anónimo ha dicho que…
mmmmm a lo mejor tomo nota y te hago caso
dawu
vitalidad ha dicho que…
Gracias por vuestros comentarios. Un beso a los 3

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