PARQUE O'DONELL

Recuerdo una canción sobre el Parque Berlín, nosotros en Alcalá teníamos el O'Donell, era el lugar de nuestras citas clandestinas, por las noches no había nadie y podíamos meternos mano. Yo iba mucho, pasaba frío pero compensaba. Estaba tan lejos de mi casa que sabía que mis padres no me iban a encontrar allí, además que no iban nunca, ellos no eran de parques. Estaba bastante abandonado entonces, ahora no lo sé, no voy.

Conocía a una que vivía enfrente del parque, era una fascista que para qué, contaba que cuando veía a las parejas en el parque desde su casa le entraban ganas de sacar la escopeta de su padre y dispararles. Yo no la decía que yo era una de ellas. ¿Qué es lo que les molestaba? Nunca lo entenderé. Cuando dos se pelean se hace un corrillo en la calle y la gente les jalea. Cuando dos se quieren hay que escandalizarse. Sería envidia, prefiero creer eso.

Cuando María era pequeña la llevaba al parque de los patos, me aburría soberanamente. No podía leer porque había que vigilarla, que era muy atrevida y con el resto de las madres no tenía nada en común. Me sentía muy sola en aquel parque, si me hubieran dejado montarme en los columpios, pero eran para los niños. Mis amigas no tenían hijos, yo fui la primera y ellas tardaron sus buenos diez años en tenerlos. Entonces yo sí las acompañaba a los parques con sus hijos, sabía lo mal que pasa.

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