SI DICEN QUE DIZAN MIENTRAS QUE NO HAZAN

Van diciendo por ahí...
¡Qué miedo!
A mí no me lo da.
Si dicen que dizan mientras que no hazan.
Las palabras se convierten en armas algunas veces, aunque yo no lo quiera reconocer. No oigo chismes, de nadie, vivo aislada, me buscan como fuente de información y pinchan en hueso, no me entero de los rumores. Tampoco presto atención cuando alguien cuenta chismes, no disfruto despellejando a nadie, así me va. Siempre soy la abogada de las causas pérdidas, la que se pone de parte del marido infiel, del jefe abusador, de la niña rebelde. Por discutir, muchas veces, por crear polémica otras, pero muchas porque es tan fácil criticar a los demás.
Procuro decir cosas agradables y si no me callo, no se me ocurre decirle a nadie ¡qué mal peinada vienes hoy! En todo caso le digo ¡cómo tienes hoy la piel de luminosa! No lo hago porque no quiero que me lo hagan, pero no me sirve, doy tanta confianza que ellas por ayudarme, siempre por ayudarme me dicen eso de hija podrías arreglarte más.
En esta búrbuja que me voy construyendo, con mi blog, mis libros, mi casa y nada más no entra ni sale información y genero menos confianza en los demás, lo noto, ya no se atreven a decirme esas cosas. Las dirán a mis espaldas, bueno ¿y qué? que las digan. Mientras que yo no me entere no me harán sufrir.
Casi no hablo con nadie, con mi hija y poco, pero creo que es bueno, escucho más.

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