EL DE LAS LENTEJAS

Mi padre me mandó hacer la transferencia de un coche. Eso era un trámite muy complicado, tenía que bajar a Madrid ir a Hacienda, a Tráfico, al banco. Empecé a hacer una cola y coincidí con un chico, en la siguiente cola otra vez, y así en todas. Nos pusimos a charlar. Cuando acabamos de tramitar todo me invitó a ir a su casa. Recuerdo aquel viaje en metro, vivía en la otra punta de Madrid en el que me decía: ¿Y si cuando lleguemos a mi casa tengo 4 hermanos enormes y te violamos entre todos? Yo le contesté: no puedo creerme que esas cosas pasen. Llegamos a su casa y no había nadie. Comimos lentejas. Acabamos en la cama aquel mismo día. Era acomodador de un cine. Un día fui a ver una película para esperarle a que saliera de trabajar. Se enganchó conmigo y yo no. Cuando quería marcha le llamaba y bajaba a verle, pero fueron pocas veces. Él seguía llamando y yo ya había empezado una relación. Como no conseguía quedar conmigo, quedó con mi hermana. Le trajo a dónde yo estaba y quedamos para cenar los cuatro. Aquella cena fue un desastre. Mi novio retándole a comer enchilada y él otro para quedar de machito accediendo y yo diciendo que le sentaba mal el picante. Toda la comida hablaba poniendome en compromisos con mi novio, como si hubieramos tenido muchas cosas, hablaba de mí como si me conociera realmente. Aquello fue un duelo absurdo. No le volví a ver.
Como nunca me acuerdo de su nombre le llamo el de las lentejas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pues para ser el de las lentejas, iba bastante rapidejo :P

Aunque a ti, también, cómo te gustan los líos... jejeje. Nada, nada, prefiero comprarte un traje que invitarte a cenar :PPP
vitalidad ha dicho que…
Ya te diré mi talla, me viene muy bien un traje, gracias.

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