LA PUERTA DEL COLEGIO


Cómo tener añoranza de esto, de esperar a la puerta a la niña. Con lo que lo odié. No conseguí contactar con ninguna de las madres que iban. No eran de mi generación. Me iba con mi libro a la salida y deseaba que no me hablaran, pero al final era irremediable. Así que como el colegio tiene dos puertas le decía a María que la recogía por la otra.
Cambiando de puerta para huir de las madres, si es que soy muy poco sociable. En el parque me pasaba lo mismo, no conseguía hacer amistades con las otras madres. No sólo por la edad sino por su forma de ver la vida. Se les agotaba en sus hijos, a mí no. Yo siempre tuve más cosas. Ahora mis amigas hacen eso, recoger a sus hijos, cuando yo ya estoy de vuelta. Con el paso cambiado.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pues yo no sé cómo me sentiré cuando vaya a recoger a mis hijos como madre. No es probable que ocurra, de todos modos :PP

Pero como hijo, lo que sí me gustaba era estar lo más lejos posible de casa (aunque otros se jactaban de sólo tener que cruzar la calle y ya). Pues yo no. Yo quería estar lejos. Supongo que imaginaba que, de este modo, las noticias sobre mis gamberradas tardarían más en llegar al hogar jejejeje... era una estrategia defensiva.

:PP
vitalidad ha dicho que…
Seguro que llegarían rápidas las noticias y tu madre, la pobre, ¿qué haría contigo?, seguro que dejarte por imposible.

Yo era una alumna modelo, ejemplar, salvo que comía mucho en clase y no hacía ni puto caso porque me lo sabía todo. Pero no daba grandes problemas.

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