LA ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO

Todos usamos esa excusa: No tengo tiempo. El tiempo es oro. No me dió tiempo. Mi tiempo es lo más importante. Se me escapa el tiempo entre los dedos.

Y no es verdad, nunca es verdad. No tenemos tiempo para ponernos a hacer una catedral, de acuerdo, no somos del medievo, pero sí para todo lo demás.

Escucho montones de veces, no leo porque no tengo tiempo, no voy al cine porque no tengo tiempo, ¿qué hacen con su tiempo?

A mí me da tiempo a todo. Dedico muy poco a mi casa, quizás ese sea mi secreto.

Recuerdo cuando nació la niña y todo mi tiempo era para ella. Hay situaciones absorbentes. Pero duran poco, no llegó al año. Luego yo tenía tiempo para trabajar, estudiar y la niña.

Cuando aprobé la oposición y entré en la Universidad me metí en el sindicato y volví a estudiar mi carrera y la niña era pequeña y tenía tiempo para todo.

De joven era aún peor, podía estar en cien mil sitios, por ejemplo en COU, era como Dios, me repartía en mil actividades y tenía tiempo.

Ahora me pasa igual. Siempre tengo tiempo. Los demás no. No sé qué hacen con él.