CAMPAMENTOS

Toda mi infancia y juventud fui de campamentos. Mis padres no se cogían vacaciones, es más, trabajaban más durante el verano haciendo suplencias. Así que nos envíaban de campamento todos los años, pero no a uno sino que si podían hilabamos unos con otros. He llegado a estar en 4 distintos cada verano. Y los confundo, claro. Me gustaban muchísimo. Mi ilusión era ser monitora. Antes de cumplir los 18 empecé el curso de Monitores de Aire Libre. Bajaba a Madrid a hacerlo, estaba en COU, era una paliza. Tenía que hacer montones de trabajo chorras, como un puente con palitos que se aguantara con los nudos, tuve que poner pegamento porque eso se caía. O cazar escarabajos para pincharlos y ponerlos en una caja. Me tenían muy liada con los dichosos trabajitos. Pero el final era un campamento, tenías que hacer uno para completar las prácticas. Pues sólo hice ese. Lo pasé muy mal en aquel campamento no me entendí con nadie, ni con los chicos, ni con el director del campamento, ni con los demás monitores. Me llevé mi comida de celiaca y creyeron que era una egoista porque no la compartí, no le expliqué a todo el mundo que no podía. Al final no fui a buscar el diploma. No quise volver a repetir la experiencia.

Comentarios

la-de-marbella ha dicho que…
Yo solo fuí un año de campamento, no me gusto nada. No me dejaban dormir, me obligaban a hacer tonteridas estupidas de trabajos manuales. Todo el día pegando saltos y carreras. Creo que yo era demasiado individual para sentirme a gusto con tanto grupo. Los demas veranos los pasé en mi Marbella pueblo, con algunas escapadas a Badajoz (¿? cosas de mi madre)en el mes de agosto que me dejaban tírá. Me alegro que no seas monitora de campamento, yo les tenía una tirria enorme, siempre sonrientes pito en mano. Saludos Marbellís
vitalidad ha dicho que…
Eso es que lo probaste poco, claro, solo uno. A mí me encantaba dormir en las tiendas y hacer tonterías de pequeña y sobre todo cantar, aprender miles de canciones.
Anónimo ha dicho que…
Yo también soy veterando de campamentos, siete en total, 4 estupendos en Huelva, dos más estupendos en la Sierra de Navarra y uno pse en Granada.

¿No te parecían mayorcísisimos los monitores a los 18 años? ¿No te enamoraste de ninguno? Lamento tu mala experiencia como monitora, yo la tuve muy buena... y también se enamoraron de mí...
Anónimo ha dicho que…
Hola Virginia. Llego a tu blog a través de monocamy, y no sabes cuánto me alegro.

Llevo un ratito leyendo algunos posts, y con algunos me he reído mucho. Con otros me he sentido comprendida. Pero sobre todo risas, que además, necesitaba.

Éste en el que hablas de campamentos, me ha hecho reír también. Es que me gusta cómo te expresas. Pero luego me ha dado penilla que el último no fuera como esperabas.

Bueno, seguiré leyéndote para animarme. Gracias por escribir.

Un beso.
vitalidad ha dicho que…
Fanshawe me parecían unos viejos, unos viejos de 18 años, Dios mío, ahora visto desde aquí. Y por supuesto me enamoré de muchísimos. En cada campamento de uno. Solo recuerdo a los que les saqué fotos.

Cuenta cuenta, quien se enamoró de ti, jajajaa.



Kamala no sabes como me alegro de que te hayas atrevido conmigo, yo no soy tan trabajadora como Monocamy, me curro mucho menos los posts y además no estoy tan mal de la cabeza como él, jajajja.

Me alegro que te gusten, son muy espontáneos, lo único que intento es no meter mucho la pata con la ortografía aunque Monocamy me vigila y no me deja poner muchas faltas.

Visitaré el tuyo. Te saludaré allí. Vuelvo siempre que quieras, esta es tu casa.
Anónimo ha dicho que…
Había dos chicas francesas de 16 años (yo tenía 25) que me desnudaban con la mirada. Yo me alejaba de ellas y las desnudaba en la lejanía. Cada vez que se acercaban sentía cómo sonaban las alarmas.

Había dos pequeñajas de 15 apenas cumplidos y sonrisa y ojos enormes que me miraban como a un héroe. Me encantaba tenerlas cerca y mimarlas. Nunca escuché ninguna alarma.
vitalidad ha dicho que…
Claro es que tenías 25 debías parecerles un Apolo. A mí no me admiraban, querían pegarme y tenía dos negros ingleses que boxeaban y me sacaban dos cabezas. Cuando por las noches iba a las tiendas me encontraba un negro, una rubia, un negro, una rubia y me ponía en plan responsable y lo pasaba fatal.

Se emborrachaban y no sabían lo que hacían. Fue un campamento desastroso.

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