HOY NO ES BUEN DIA
Son poco más de las doce del día 11 de marzo de 2006, es sábado, pero no es buen día. Se me hace un nudo cada vez que lo recuerdo y lamentablemente hoy no van a parar de hacerlo.
Nos costó muchísimo salir de la pena. Un día por fin pudimos volver a reir, un día la tristeza se fue de mi ciudad.
Aquel día no fui a trabajar, no sé por qué, no me acuerdo, llevé a la niña en coche al Instituto porque se durmió como siempre. Al empezar a oir cosas la llamé, mi madre estaba en Mallorca, llamé también a mi hermana. María se puso muy nerviosa, porque la comunicación se cortó y tardé muchísimo en ir a buscarla, las calles estaban colapsadas.
Los cuatro malditos trenes pasaron debajo de mi ventana, nadie está seguro en ningún sitio, ni siquiera en casa. María mañana se va a la nieve en tren, temí al pensar que era el mismo día, aunque a lo mejor es el día más seguro.
He montado poquísimo en tren desde entonces, creo que solo un par de veces, no es mi manera normal de moverme, pero ahora María va todas las mañanas a Madrid, prefiero no pensarlo. Lo mismo le podría pasar en casa, podría estallar la caldera o derrumbarse el edificio. Pero todas las tardes al ver el tren por mi ventana me acuerdo de los que no volverán. Descansen en paz.
Nos costó muchísimo salir de la pena. Un día por fin pudimos volver a reir, un día la tristeza se fue de mi ciudad.
Aquel día no fui a trabajar, no sé por qué, no me acuerdo, llevé a la niña en coche al Instituto porque se durmió como siempre. Al empezar a oir cosas la llamé, mi madre estaba en Mallorca, llamé también a mi hermana. María se puso muy nerviosa, porque la comunicación se cortó y tardé muchísimo en ir a buscarla, las calles estaban colapsadas.
Los cuatro malditos trenes pasaron debajo de mi ventana, nadie está seguro en ningún sitio, ni siquiera en casa. María mañana se va a la nieve en tren, temí al pensar que era el mismo día, aunque a lo mejor es el día más seguro.
He montado poquísimo en tren desde entonces, creo que solo un par de veces, no es mi manera normal de moverme, pero ahora María va todas las mañanas a Madrid, prefiero no pensarlo. Lo mismo le podría pasar en casa, podría estallar la caldera o derrumbarse el edificio. Pero todas las tardes al ver el tren por mi ventana me acuerdo de los que no volverán. Descansen en paz.
Comentarios
Sólo en eso, no pensaba en los cientos de familias destrozadas ni en las víctimas, sólo en mí y en la gente que quería.
Lloré toda la puta tarde porque tenía miedo. Aunque resulte increible no fui (ni he sido durante este tiempo) capaz de ver un sólo reportaje de aquello; no fui capaz de ver los teledaríos ni de oír en la radio las noticias.
Estas cosas, son las únicas que verdaderamente demuestran que la tierra, a veces, gira sobre un eje podrido.