TRESVISO

Nunca llegué a bajar, ni a subir. Me hubiera dado vértigo el intentarlo. Lo hicieron los demás. Pero como llegué hasta arriba con la furgo compré un poster enorme que colgué en mi habitación. Ellos no llegaron con la furgoneta, ya se les había estropeado. Tenían lo justo para sobrevivir. El fin de semana siguiente fui a la playa para encontrarme con ellos. Cuando llegué se echaron encima de mí como lobos. Decían que olía bien. Me quitaron el tabaco, la comida que llevaba y las cosas del baño y se largaron a la ducha.

Se fumaron el cartón aquella noche. No recuerdo si me lo devolvieron o no. Al día siguiente llegó la furgoneta del taller, el palo económico fue considerable, y con ella todas las cosas que se habían dejado dentro.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¿Vértigo? a mí me lo vas a decir, que me subo a una escalera para cambiar una bombilla y lo veo todo negro... xDD

Deberían inventar robots cambia-bombillas :PP

:*
vitalidad ha dicho que…
¡Qué exagerado eres! Yo de ese pequeñito no tengo, solo en los sitios muy altos.

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